RINCÓN LITÚRGICO #15: LOS COLORES

 

Poder ver es parte importante de nuestra vida y por lo tanto también de las celebraciones litúrgicas, por eso los colores son parte importante de nuestras celebraciones. Y esto no sólo en un sentido estético, sino en un sentido simbólico, por lo que representan.

Así pues, los colores, además de lo que nos pueda parecer a simple vista y que nos resulten más o menos bonito, tienen un sentido simbólico que nos ayuda a percibir el sentido de la celebración en la que participamos.

El sentido simbólico de los colores parte de la naturaleza. Pero cuando los colores cobran pleno sentido es cuando son asimilados por la cultura y se concreta su significado y así de una manera automática percibimos su sentido: el negro nos indica el luto. El rojo indica peligro, y atención. El verde, al contrario, vida y paso libre. El blanco es signo de fiesta y de limpieza. Depende de las culturas, y con ellas puede cambiar su significado, pero el valor simbólico está claro.

Los colores a lo largo de la historia en nuestras celebraciones.

Durante siglos no hubo preocupación por los colores en la liturgia y probablemente el blanco era el color más usado. Es posible que los primero colores usados fueran el rojo en las fiestas de los mártires, y el negro en las fiestas de los difuntos.

Hay testimonios de que en el siglo XII en Jerusalén, también con el Papa Inocencio III, se quiere sistematizar y poner un orden en la utilización de los colores.

Es el Concilio de Trento el que pone cierto orden, parecido al que tenemos en la actualidad.

De este modo los colores empiezan a ser un elemento pedagógico, pues con una simple mirada ya podemos intuir que celebramos una fiesta especial (si por ejemplo el color de la casulla del sacerdote, o de los paños que hay en los atriles es distinto de los días anteriores).

Los colores en la actualidad.

  • El blanco es el color de los días de fiesta, por ejemplo: Navidad y Epifanía; también la Pascua (los cincuenta días) y las fiestas de Cristo y de la Virgen, y junto con ellos las fiestas de los ángeles y los santos. A veces, en grandes fiestas, el color blanco se vuelve color oro, casi amarillo, queriendo destacar la grandeza de la fiesta que se celebra.
  • El rojo es el color del amor. Por eso se usa en la fiesta de Pentecostés, el domingo de Ramos, el Viernes Santo, y en la fiesta de los mártires.
  • El verde es el color de la esperanza y de la vida. Se utiliza en el tiempo ordinario.
  • El morado es el color de la penitencia y a veces del dolor. Se usa durante el adviento y la cuaresma, así como en las celebraciones penitenciales y de difuntos.
  • El negro queda como facultativo para las celebraciones de difuntos.
  •  El rosa o mejor dicho un morado degradado, y cuyo significado es igual que el morado de penitencia, indica una penitencia más suave. Es posible usarlo, si se tiene, el tercer domingo de adviento (domingo “gaudete”) y el cuarto de cuaresma (domingo “laetare”) para indicar que se ha pasado la mitad del tiempo de preparación a la fiesta de Navidad o de Pascua.
  • El azul es desde el siglo pasado, por un privilegio especial para España, el color que se puede usar en la fiesta de la Inmaculada Concepción del María (8-diciembre), aunque a veces, por error, lo vemos usado en otras festividades de la Virgen.

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