RINCÓN LITÚRGICO #16: LA CRUZ, SIGNO DEL CRISTIANO

 

Aunque entre nosotros es un signo cotidiano y que habla por sí solo, en los primeros siglos no se representa a Cristo crucificado, pues las imágenes más habituales son las del Buen Pastor, el pez, el ancla, o la paloma. 
Es a partir del siglo IV, sobre todo con el sueño del emperador Constantino hacia el 312, cuando la cruz empieza a cobrar protagonismo. 
La fiesta de la exaltación de la cruz que celebramos el 14 de septiembre ya se conoce en Oriente en el siglo V y en Roma en el VII.
Las primeras representaciones de Cristo en la cruz presentan un Cristo glorioso, con larga túnica y con corona real. Está en la cruz, pero es el vencedor y el resucitado. Sólo más tarde se le representará en su estado de sufrimiento y dolor.

La Cruz entre nosotros
La cruz es un símbolo del que hacemos un uso muy frecuente, no sólo en nuestras celebraciones, sino a lo largo de nuestra vida: preside nuestra casas, la tenemos como adorno, incluso toma la forma de joya.
Esta presencia constante de la cruz en nuestra vida es causa de que veces no tengamos presente su significado, pues la cruz es una gran lección sobre Dios y sobre el misterio de la salvación obrada por Cristo.
La cruz, que era necedad para los griegos y escándalo para los judíos, fue también escándalo para los discípulos de Jesús, que sólo después de la Resurrección comprenden su verdadera razón.
Así pues, la cruz de Cristo es todo un discurso: nos presenta a un Dios que está más allá de nuestro mundo, pero que a la vez se nos presenta cercano. Un Dios que ha querido vencer el mal con su propio dolor. Un Cristo que es Juez y Señor, pero a la vez es Siervo, que ha querido llegar a la entrega total de sí mismo. Un Cristo que en su Pascua –muerte y resurrección- ha dado al mundo la reconciliación y la Nueva Alianza entre la humanidad y Dios.

En nuestras celebraciones
Con frecuencia hacemos la señal de la cruz sobre nuestra persona, o bien, nos la hacen otros, como es el caso del bautismo o de las bendiciones. Hay varias maneras de hacerlo sobre nosotros, y con ello varios nombres, como santiguarse, signarse o persignarse.
De cualquiera de las maneras, y aun siendo un signo pequeño y sencillo, es toda una proclamación de fe en Dios que nos ha salvado. Al hacer sobre nosotros la señal de la cruz, es como si dijéramos: “pertenezco a Cristo, Él es mi Salvador, la Cruz de Cristo es el origen y la razón de ser de mi existencia cristiana…”. Hacer la cruz sobre nosotros es recuerdo de que estamos unidos a Cristo, formamos parte de su pueblo, y por lo tanto estamos salvados por su cruz.
La cruz nos acompaña desde el mismo momento de nuestro nacimiento como cristianos, pues ya justo antes de recibir el agua del bautismo, el sacerdote y nuestros padres han trazado sobre nuestra frente el signo de la cruz. En un anuncio de lo que se va a realizar en el bautismo: pasamos a ser “propiedad” de Cristo. Así, cada vez que realizamos sobre nosotros la cruz de Cristo, estamos remontándonos a aquel momento en el que recibimos la vida cristiana.
No es algo individual
En nuestras celebraciones, la cruz también está presente. De una manera física, en el altar o cerca de él. Pero también sobre nosotros, ya que comenzamos haciendo sobre nosotros la señal de la cruz. Cuando nos disponemos para escuchar el evangelio, también es costumbre que realicemos la señal de la cruz, en esta ocasión en su forma triple: sobre la frente, sobre nuestra boca y sobre nuestro pecho. Es como si quisiéramos decir: “acepto y acojo, la Palabra del Señor que se nos va a proclamar”.
Y cuando la Eucaristía está llegando a su fin, el gesto el doble, pues el sacerdote al darnos la bendición hace sobre nosotros la señal de la cruz, pero nosotros acompañamos ese gesto como si recibiéramos esa bendición y esa cruz, haciéndola sobre nosotros.
Como pasa con todos los signos, para que no pierda su significado, es necesario que lo realicemos con fe. ¿Qué significado una cruz en nuestra casa, nuestro coche, en nuestro pecho, si no tenemos fe, si la ignoramos y no nos recuerda el amor de Cristo muerto en la cruz?
Tenemos que reconocer el gran significado de la cruz, para que no se convierta en un signo vacío. Si entendemos la cruz, y nuestro pequeño gesto de la señal de la cruz es consciente, estaremos continuamente reorientando nuestra vida hacia Cristo.

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